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Acto I - Migao
13:38
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CASIO:
Es hora de entender si debió suceder.
No se pudo prever cuándo iba a acontecer.
RELATO:
Les traigo la historia de Casio,
sin caer en un prejuicio.
Del galán del pelo lacio
y su excéntrico desquicio.
En la ciudad, Casio trabajaba.
Él poseía una inmobiliaria.
Logrando ventaja se emocionaba
en la dudosa plaza cambiaria.
El ambiente de Casio mata
y se impone el que más tiene.
Allí lo importante es la plata,
pues la cultura va y viene.
Quiso cambiar de ambiente
y voló hacia el paraíso,
para que lo apreciara la gente
y no por compromiso.
El Migao fue su elección,
un humilde bar de nativos,
y pronto logró la atención
de los sencillos seres festivos.
CASIO:
En este ambiente me puedo explayar.
Haré lo indecible para ser popular.
Ah, mi nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
Contaré historias que sepan apreciar.
La música y los tragos que les deba convidar.
Ah, para ser Casio, el galán del pelo lacio.
Parajes recónditos y ocasos sobre el mar.
Recuerdos idílicos que inviten a soñar
y soñar y soñar y soñar.
Romances del trópico y salidas a pescar.
Rituales secretos que nos lleven a invocar
y adorar y venerar e implorar.
Ah, mi nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
Mareas y tsunamis, acechando por doquier.
Yo he visto olas tan grandes que no lo podrán creer.
Ah, mi nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
Sabores selectos, alcoholes finos,
frutados, exóticos y extraños vinos.
Gigantes cocoteros, agudos arrecifes,
Mujeres de guerreros que navegan en esquifes.
Ah, mi nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
Contaré anécdotas, costumbres al pasar.
Les contaré de islas sin una prueba nuclear.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, su nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
Ah, su nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
RELATO:
Sin duda, el bar Migao ofrecía sus atracciones:
ritmos, libaciones, tentempiés y condones.
En materia de placeres, Casio era variado y accesible,
pero había un solo aspecto en el que era inflexible.
Cuando entraba, él buscaba siempre la misma reposera,
y guay del encargado, si ésa ocupada estuviera.
Invirtieron mil instantes, serenos y armonizados,
veraneante y silla playera, en comunión y entregados.
CASIO:
Siempre ésa elijo y que allí esté, me fijo.
Aunque despintada y mal apilada.
REPOSERA:
Cuando el sol se acuesta, siempre estoy dispuesta
a ofrendarnos mimos, los que hoy ya nos dimos.
CASIO:
No es que sea un capricho, ella es mi gualicho.
Única en su especie, no hay quien la desprecie.
REPOSERA:
Probá mi respaldo, bebéte este caldo.
Mis apoyabrazos son tus posavasos.
AMBOS:
Encajamos los dos, nos mecemos si hay tos.
Pelo, cuerpo y madera y cada cual en cualquiera.
REPOSERA:
Ambos lo sabemos, que nos merecemos.
Siento tus pasiones aquí en los tablones.
CASIO:
Una vida entera, sin hablar siquiera,
pero un buen momento no es impedimento.
REPOSERA:
Quiero relajarte, tal confort brindarte.
No te quedes tenso, tu piel es mi lienzo.
CASIO:
Esto, ahora lo pienso, ya se puso denso,
si es una quimera esta reposera.
CASIO:
En mi hora de demencia mezclo coco y curaçao.
Esta isla es la excelencia, más que Fidji o Mindanao.
Tengo amigos para aturdirme: Baco, Horacio y Wenceslao.
Pero ahora debo irme, hay un show en el Migao.
PRESENTADOR DEL MIGAO:
Amigos, tengan ustedes muy buenas noches.
Desde los sitios más recónditos del Pacífico,
llega al Migao, el gran Tawhiri y su banda.
Un aplauso para él.
Aplauso para Tawhiri.
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2. |
Acto II - Kaukura
12:35
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RELATO:
La vida le sonreía a Casio.
Su popularidad estaba fuerte.
Le sobraba crédito, por suerte,
al galán del pelo lacio.
No obstante, su curiosidad
empezaba a perturbarlo.
¿Algo que pudiera cautivarlo
en una alterna realidad?
Cocteles más sabrosos,
en mejores reposeras,
ruletas verdaderas,
y dejar esos naipes mugrosos.
Y en el preciso instante
de invocar a su demonio,
apareció su amigo Ensonio,
de la nada, lo más campante.
El sujeto era su competidor
en la compraventa de propiedades,
pero también, entre otras beldades,
era su guía, insignia y mentor.
Ensonio ya hacía bastante
que vacacionaba en la bahía,
en el mejor resort que había,
donde estaba la gente elegante.
Le habló de ambientes distintos,
sofisticados y estimulantes.
Le contó de efectos cautivantes
que inflamarían sus instintos.
Enseguida convenció a su colega
de mudarse al hotel Kaukura,
y partieron con toda soltura
hacia la perdición veraniega.
CONSERJES DEL KAUKURA:
Precaución, yo se lo advertí.
Tentación, váyase de aquí.
ENSONIO:
El rey de la frivolidad,
arpón de la debilidad,
te hará ver sueños atrevidos,
ambientes tan distinguidos.
Trepate al tope del mundo,
atractivo y moribundo
Placeres pecaminosos,
tan obscenos y suntuosos
CONSERJES DEL KAUKURA:
Precaución, yo se lo advertí.
Tentación, váyase de aquí.
ENSONIO:
Aquí está lo que querías,
tragos, hembras, brujerías.
La playa más lujuriosa
y el agua más deliciosa.
Vos que amás las reposeras,
las tendrás como a rameras.
Verás perder grandes fortunas
sin lamento o culpa alguna.
CASIO:
Lujo. Embrujo.
CONSERJES DEL KAUKURA:
Precaución, yo se lo advertí.
Tentación, váyase de aquí.
MAESTRO DE CEREMONIAS DEL KAUKURA:
Encantadoras noches del Kaukura Beach Casino and Resort, un lugar único en la Polinesia para darle el auténtico sentido del placer a nuestras vidas.
A continuación, el Asini Eleelea Trío interpreta “Orzuelo de otoño”.
Y ahora los invitamos a bajar a la playa. Comienza el campeonato internacional de tragos.
BARTENDER:
Bartender como yo no hay.
Te enseño a preparar “otai”.
Cortá una sandía al ras.
Quitá las semillas, sin más.
La pulpa debés machacar.
Con crema de coco mezclar.
Todo en la sandía volcar.
Ron blanco y hielo agregar.
ENSONIO:
Me voy, querido Casio, he venido a despedirme.
Surgió algo imprevisto y ahora debo irme.
Me preocupa tu estado y que andes a los tumbos.
Te pido que te cuides y que busques otros rumbos.
CASIO:
Ah, mi nombre es Casio, el galán del pelo lacio.
RELATO:
Se vio a Casio embriagado,
hasta el alma había lanzado,
y después de evacuar heces,
se metió al agua con los peces.
Buceaba en lo profundo,
hipocampo vagabundo,
disfrutando se meneaba,
con el plancton se apareaba.
Tan enclenque se hallaba
que su sentido encallaba.
Imbuido en su cochambre,
hasta que lo frenó un calambre.
Desesperado, hizo señas,
con gestos, gritos y venias.
Si lo hubieran visto de la costa
y no esa estúpida langosta.
Cuando la marea lo acorraló
un wa lap su bengala lanzó.
Su luz alertó a un guardavida
que salió al rescate enseguida.
REPOSERA:
Casio, volvé a mí.
Casio, estoy aquí.
Casio.
RELATO:
El gentío enloqueció
y hacia el mar se dirigió.
Un aplauso destacado,
porque Casio se ha salvado.
La lección fue aprendida.
Su conducta fue advertida.
Lo ocurrido no fue en vano
y cambió el curso del verano.
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3. |
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CASIO:
He tocado fondo...
(Muy, pero muy hondo.)
… de esta vida inútil.
(Tan vacía y fútil.)
Una ayuda pido…
(Porque Ensonio ya se ha ido.)
… para andar de nuevo.
(Y regresar al ruedo.)
Vuelvo a ser primero…
(Aunque no quede dinero.)
… y recobrar prestigio.
(Del que ya no hay vestigio.)
A mi bar regreso…
(Y acarrear el peso.)
… a empezar de cero.
(Y llenar este agujero.)
CASIO:
Regreso del infierno hechizante y seductor.
De nuevo con ustedes, son mi esencia y mi vector.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex galán del pelo lacio.
CASIO:
Fue tonto abandonarlos por un mundo superior,
que no tenía nada más que pompa y estupor.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex galán del pelo lacio.
CASIO:
Las mujeres más cimbreantes, mozalbetes tan galantes,
todos tan elegantes, alcahuetes, sicofantes,
traficantes, ignorantes.
Los más costosos tragos, regados con halagos,
los criados más amables, reposeras adaptables,
insuperables, inolvidables.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex galán del pelo lacio.
CASIO:
Me creían acabado y que me ahogaría en bilis,
pero he vuelto renovado con las reposeras chillies.
Me dejé engañar por un entorno artificial.
Volví para curarme de ese ambiente de manual.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex galán del pelo lacio.
CASIO:
Sutiles perversiones, envueltas en canciones,
ocultan situaciones con malas intenciones.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex galán del pelo lacio.
CASIO:
Aquí estoy a salvo, aunque seco y casi calvo.
Espero que me acepten y mi historia no intercepten.
PARROQUIANOS DEL MIGAO:
Ah, ha vuelto Casio, ex-galán del pelo lacio.
MUCHACHAS DEL MIGAO:
U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa.
Chillies, chillies, chillies, chillies, chillies, chillies.
U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa.
VENDEDOR AMBULANTE:
Llegaron las chillies. Claro que sí.
Las que trajo Casio directo del Kaukura.
¡A las chillies!
Reposeras acolchonadas con diseños re chic.
Ya estoy yendo. ¿Cuántas le llevo?
¿Quién más desea probar la reposera más portátil?
Diseños de Milo Locket, de Frida Kahlo, de Banksy.
¿Quién más quiere una chilly?
Chillies, chillies, llegaron las chillies.
MUCHACHAS DEL MIGAO:
U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa.
Chillies, chillies, chillies, chillies, chillies, chillies.
U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa, U-u-uaaaaaaaa.
RELATO:
La maniobra de Casio fue exitosa.
Vendió todas las chillies, como si tal cosa.
Invitó a turistas y nativos,
a la vez que exponía mil motivos.
Afirmaba que volvía por los tragos,
por la alegría y por los vagos.
Pero ya lo sostienen hasta los necios:
Casio volvió por los precios.
Habló de todo, una semana entera,
mas nunca mencionó a la reposera.
La pobre, despechada,
le entonaba su melodía desesperada.
REPOSERA:
Dentro mío estoy que exploto.
Despechada, hoy me broto.
Me ahogo en espuma y rabia.
Vos, ni cuenta, estás en Babia.
Lo que has hecho está muy feo.
Por detrás.
No me has extrañado, veo.
Y además, no estás.
Voy a dejarte mi huella.
Algo que te haga mella.
Que al frotar se manifieste.
Que te duela y te moleste.
Es lo menos que merecés.
Por demás.
Devolvértelo con creces.
No tendrás ni paz.
RELATO:
Luego del transcurrir de algunos pocos días,
se percató de que algo grotesco le ocurría.
Un forúnculo que ardía cual hereje en la hoguera,
por el roce con maderos astillados de reposera.
Eso se iba haciendo cada vez más grande.
Por suerte fue en un glúteo y no en el glande.
El grano en su trasero ya era insoportable
y debía proceder para hacerlo tolerable.
Casio, se sabía, era un ser exagerado.
No sabía si correr, arrastrarse o ir a nado.
Su dermatólogo, al otro lado del planeta,
lo atendería enseguida, con magistral receta.
Sin demora alguna, partió hacia el aeropuerto,
y una vez en el avión, se demacraba como un muerto.
Ya vendría la ocasión de volver a su archipiélago,
pero como una gaviota, no como un murciélago.
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4. |
Acto IV - Final/es
13:51
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CASIO:
Dr. Krankenhaut: hoy lo he venido a ver.
Observe este forúnculo, no para de crecer.
DERMATÓLOGO:
Ya veo, amigo Casio, qué lo tiene a maltraer.
Una infección cutánea que no es tan común de ver.
CASIO:
Dejé mis vacaciones, solté mis ambiciones.
Me duele atrás, no aguanto más, ¿qué es lo que puede hacer?
DERMATÓLOGO:
Mi amigo, esto no es nada que no alivie una pomada.
Lo que en verdad lo aqueja, al lado de eso, no es pavada.
Usted debe volver, volver, volver, volver.
RECEPCIONISTA:
Volver, volver, volver, volver.
DERMATÓLOGO:
Ventile sus problemas, no reprima su verdad,
porque, además de pieles, yo curo la voluntad.
CASIO:
Es un amor que dejé atrás, algo que es de primera.
Usted me creerá loco, ya que es una reposera.
DERMATÓLOGO:
El verdadero amor no tiene forma ni contorno.
Si no lo entiende así, amigo, usted está en el horno.
CASIO:
Es una sola en un millón, y yo la he defraudado.
Ya no me anima nada, y me siento un fracasado.
Yo debo volver, volver, volver, volver .
RECEPCIONISTA:
Volver, volver, volver, volver.
RELATO:
¿Cuál es la primera idea que les viene a la mente
cuando creen haber vuelto a su medio y a su gente?
¿Les suenan de algún lado las realidades paralelas,
saltos en el espacio-tiempo y otras tantas cantinelas?
Eso es lo que aconteció cuando su avión traspuso
algún punto del mapa en el que algo se descompuso.
Casio llegó a otra dimensión, sin Migao y sin Kaukura,
donde mil residencias espléndidas lucían su desmesura.
Nada quedaba de su viejo y adorado balneario.
Un enorme sistema artificial dominaba el escenario.
Casio contemplaba el contexto, entre pasmado y abatido,
cantando su balada, para darle a aquello algún sentido.
CASIO:
No salgo de mi asombro.
Mi mundo está hecho escombro.
Miro sobre mi hombro
y no está, ya se fue.
No encuentro ningún motivo,
si es todo corporativo,
y no hay paliativo.
Intentaré, otra vez.
¿Dónde está mi reposera?
Ya saben, mi compañera.
Mi vida entera,
sin parar, yo daré.
Registraré cada playa,
palmera y mantarraya.
Si un barco encalla,
por buscar, lo sabré.
La encontraré, la encontraré,
la encontraré, la encontraré.
RELATO:
Caminaba Casio sin rumbo por la playa.
La mirada perdida, de vencido guardavalla.
Su vida ya era una desolada utopía
y de su amada reposera nada se sabía.
Tan pensativo estaba, absorto y perplejo,
que no vio en la arena oculto un cangrejo.
Tropezó con él de tan tarada manera,
que cayó y se clavó en el pecho una madera.
Yacía en la costa, nuestro Casio agonizante,
fracasado, perdedor, perejil, decepcionante.
No obtuvo el paraíso, ni encontró a su reposera,
murió en el anonimato como un turista cualquiera.
(...)
RELATO:
La madera aludida tenía a fuego estampado.
Un eslogan breve, pero de vital significado.
“Propiedad del Migao”, rezaba la mentada frase.
Lo que obró magia y que él se entusiasmase.
Velozmente, se puso de pie y siguió buscando.
Una madera tras otra, Casio fue localizando.
Con todo lo encontrado improvisó un humilde taller.
Un buen punto de partida para volver a creer.
Así fue como reconstruyó a su querida reposera.
Y una docena más le siguieron a esa primera.
Luego rehízo mesas y sillas, los estantes y la barra,
sin olvidar el tablado, con su decoración bizarra.
El nuevo Migao estuvo listo para la concurrencia.
Una clientela que abrazó a Casio en su creencia.
Más que un bar, se inauguraba un centro doctrinario
de lucha y resistencia contra el poder millonario.
Casio descubrió su ideal, su proyecto pretendido:
reconstruir lo auténtico, que se pensaba perdido.
Desde entonces, se estimulan, veraneante y silla playera.
Queda mucho por hacer, hay una causa ahí fuera.
CASIO:
Si hay esperanza, dame confianza.
Hoy la venganza nos va a reunir.
REPOSERA Y SEGUIDORES:
La desmesura se hace basura
si la cultura es un suvenir.
EX MAESTRO DE CEREMONIAS DEL KAUKURA:
Los condominios llenos de simios,
huecos y nimios, se aprestan a huir.
No más casinos ni sitios cretinos.
Bares genuinos van a surgir.
CASIO:
Nuestro futuro, te lo aseguro.
No será oscuro el devenir.
REPOSERA Y SEGUIDORES:
Lucha y progresa contra la empresa.
La era burguesa se ha de extinguir.
CASIO:
Lucha y progresa contra la empresa.
La era burguesa dejará de existir.
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Fraticornicos Temperley, Argentina
The least equipped band in the world celebrates 28 years of deserved glory.
Founded in Temperley, Argentina, in
1996, by Mecko and Pelo, under the influence of The Residents and Les Luthiers, this band of lunatic ideals, weird sound and sarcastic attitude, recorded 25 concept albums and shot 30 low budget videos.
Nowadays, Fraticórnicos are Mecko Bossi, Horacio Delfino and Baco Tabor.
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